Los artículos publicados en este blog son obtenidos del sitio web oficial del MJL:

El sistema educativo argentino

¿Cómo podemos diagramar una seria política educativa –como lo pretende el actual gobierno– si ni siquiera tenemos un país autogobernado e independiente de toda forma de dominación extranjera? La educación, como la salud y la seguridad, son pilares importantes por los cuales también se funda la grandeza o decadencia de una Nación.

Nuestro actual sistema educativo es una herramienta más para el total control de lo que en teoría serían las futuras cabezas pensantes y culturales del país. Y esto precisamente uno lo puede observar desde adentro, ya que el que escribe estas líneas es profesor de Ciencias Sociales e Historia, tanto en establecimientos públicos como privados.

A casi dos meses de iniciado el ciclo lectivo 2007, en las escuelas estatales del Gran Buenos Aires se pueden ver muchas situaciones que forman parte de la estructural degradación social que vivimos los argentinos: Alumnos que en ciertos lugares asisten por el sólo hecho de poder merendar o comer un poco más (ya que no lo hacen de manera integral en sus hogares), y de paso ver que es eso de “estudiar”; alumnos que hablan gritando o contestando a profesores, preceptores o autoridades, notándose en esto el clima de violencia (producto de la problemática social generada por el sistema) que ya traen incorporados desde el mismísimo seno familiar; algunos alumnos que no están en su sano juicio producto de drogas, estupefacientes cuando no casos de alcoholismo; como así también chicas con embarazos prematuros y sin parejas estables.
En el ámbito privado, la cuestión central pasa por el materialismo, por priorizar al dinero como fuente de todo “progreso” en el alumno. Que si paga religiosamente la usuraria cuota mensual, vale como tal, relegándose a un plano secundario su capacidad, aplicación, interés, aptitud vocacional, respeto, espíritu de sacrificio o compañerismo. Y en este sentido fui testigo hace poco de un hecho (por citar uno sólo) en uno de los colegios privados del nivel polimodal donde trabajo: La vice-directora del mismo me “confidenció” que el poder real reside en los padres, dándome a entender que son padres puntuales a la hora de pagar todos los meses.

Y estas son precisamente las dos formas de sometimiento de nuestra tradicional y parasitaria clase política gobernante (que con variantes de derechas e izquierdas se alternan en el poder) hacia nuestra hermosa juventud en la educación. La fórmula es pobreza y dinero.

En estos tiempos de ultra-globalización, tanto el Banco Mundial como el Banco Interamericano de Desarrollo juegan un papel vital al endeudar a la Argentina (con el beneplácito de los gobiernos gerenciales de turno) para llevar adelante el tan mentado “desarrollo educativo”. Y par completar este lamentable cuadro de situación, cabe señalar que hay un sistema de formación docente paupérrimo. No menores son los casos que en vez de priorizarse una vocación se elige un profesorado por el sólo hecho de ser una cómoda salida laboral más. Se recibe de docente hasta aquel que menos se lo propuso en la vida, ya que en lo real y concreto no hay un verdadero nivel de exigencia, de real estudio e investigación para comprender la realidad que nos rodea.

Lamentablemente, la educación argentina está desde hace mucho tiempo quebrada. Considero que para superar tamaña degradación se hace imperioso contar con una verdadera, auténtica y rectora clase política que encarne un principio cosmovisional, ideológico y político-cultural-social total y radicalmente distinto a lo que hoy en día acostumbramos a ver en esta Argentina que parecería que se nos va de las manos. La educación debe servir de herramienta para sanear a la juventud de la podredumbre existente y ponerla al servicio de una cultura bien definida.

O sea, realizar un cambio total de valores en el sistema educativo. No se debe priorizar al conocimiento por el conocimiento mismo, sino poner en un mismo nivel y con materias específicas a:


La educación física y el fortalecimiento corporal.
La formación de una conciencia patria para recuperar autoestima y grandeza propia.
La formación del carácter y de una férrea voluntad.
La formación de un nivel ético pleno.

En todo lo señalado se podrían incluir viajes escolares, campamentos rurales para forjar y sellar un espíritu de aventura y camaradería, como así también una vida sana al aire libre. En la educación, tampoco se le debe dar una excesiva importancia al individuo como tal, sino comprender que cada individuo es importante en tanto miembro de una Comunidad Nacional. Que es su labor (en una etapa próxima) el trabajar para el bien de esa Comunidad.

Será entonces necesario y vital practicar las facultades del cuerpo, del carácter, la voluntad y la ética tanto como el intelecto, ya que el verdadero fin de toda educación consiste en preparar a las distintas generaciones para que luego ocupen funciones y sean verdaderos representantes de una Nación tanto desde lo cultural como desde lo político. Para ver plasmados estos ideales en jóvenes egresados de la secundaria, se deberá lograr que los formadores para ello sean verdaderos y auténticos modelos.

De esta manera, un genuino Estado argentino, entendido éste como la máxima jerarquía social y entidad moral institucionalizada para el mantenimiento de un orden jurídico-político de plena convivencia ordenada, servirá de medio para aspirar a una educación secundaria de alto vuelo y así preservar como fin ulterior a toda una juventud de manera pura, sana y fuerte.

Artículo publicado en www.boletinmjl.com.ar